Los movimientos poblacionales
LOS MOVIMIENTOS POBLACIONALES
La migración, tanto externa como interna, jugó un papel destacado en el comportamiento demográfico español de la época, ya que por una parte supuso una pérdida de efectivos humanos y, por la otra, llevó a una redistribución espacial de habitantes, dando lugar al crecimiento de los principales núcleos urbanos.
El éxodo rural y el crecimiento de las ciudades
En las tres primeras décadas del siglo, se intensificó el éxodo rural, iniciado en el último cuarto del siglo XIX. cerca de un 6 % de la población total de la época-- abandonó el ámbito agrícola para establecerse esencialmente en las ciudades industriales de Cataluña y del País Vasco, impulsados por la oferta de trabajo como mano de obra de unas fábricas a pleno rendimiento. Se calcula que solo en la década de 1911-1920, más de 400.000 inmigrantes procedentes de diferentes regiones españolas, se asentaron en la provincia de Barcelona. La capital catalana pasó a ser la urbe más poblada de España. También fueron focos de atracción Madrid, por ser un importante núcleo comercial financiero, además de Valencia, Sevilla o Zaragoza.
La recepción de tan ingentes masas de población obligó a las autoridades a afrontar políticas de ensanche y construcción de infraestructuras, aunque fue imposible evitar fenómenos como el barraquismo.
La emigración exterior
Emigró predominantemente la población joven, masculina y soltera, procedente del mundo rural y en especial de regiones como Galicia, Asturias, Andalucía y Canarias. Esta emigración se dirigió a tres áreas principales de recepción:
Argentina contaba en 1914 con un censo de 830.000 españoles. También fueron países de acogida Uruguay, Chile, Venezuela y, en menor grado, México y Estados Unidos.
Argelia fue el destino para una emigración eminentemente provisional, de temporada, acorde con los ritmos agrarios. Allí se trasladaron jornaleros andaluces, murcianos, valencianos y baleares.
Francia fue el país vecino, a partir de 1914 se convirtió en el principal destino de la emigración exterior española por la elevada demanda de mano de obra que requería su economía de guerra.
Una fotografía histórica de las barracas en los terrenos del Camp Nou de Barcelona:
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