La composición social y sus tensiones
LA COMPOSICIÓN SOCIAL Y SUS TENSIONES
La composición social y sus tensiones
La estructura de la sociedad española varió en las proporciones de población que pertenecía a cada uno de los estratos.
No obstante, la aristocracia estaba integrada aún por los muchos linajes nobiliarios que habían sobrevivido en la transición del Antiguo Régimen al Estado liberal. Su modo de vida fue un espejo en el que se quiso reflejar la reducida aunque pujante burguesa, tanto la industrial como la agraria, que mediante estrategias matrimoniales trató de adquirir aún mayor prestigio dentro de la sociedad. Estas capas fueron las que siguieron acaparando en buena medida los cargos de dirección política, económica administrativa y también religiosa e intelectual en el Estado.
En la base de la pirámide social española se hallaban las denominadas clases trabajadores, conformadas por el campesinado y el proletariado, las más desfavorecidas.
El mundo rural
Debido al aumento demográfico, en el campo español se perpetuó y se agravó la problemática derivada de la estructura de la propiedad surgida del siglo XX. Los grandes latifundios, no absorbían en su totalidad a las cuantiosas masas de jornaleros, a pesar de que existían graves problemas de paro estructural.
En cuanto a los pequeños propietarios, con frecuencia la reducida extensión de sus parcelas provocaba que estas no tuviesen una capacidad de producción suficiente como para dar un sustento satisfactorio a una sola familia y, mucho menos, generar un excedente destinado al mercado.
La respuesta a estas situaciones adversas fue la emigración, ya fuese interior o exterior. De todos modos, no fue suficiente para impedir que el existente descontento social derivase en revueltas más o menos organizadas y violentas, así como en un progresivo crecimiento del movimiento obrero.
En todo caso, es de suponer que la conflictividad rural hubiese sido mucho más evidente si el caciquismo no hubiese tenido una implantación tan poderosa en España. Los caciques, concedían de una manera paternalista ciertos favores a la población o disponían directamente de mecanismos de coacción, incluso mediante el uso de la violencia. Y en cuanto al ámbito electoral, recurrían a la compra de votos, la manipulación del censo.
El mundo urbano
Se produjo un crecimiento muy relevante de las grandes ciudades españolas, especialmente de las más industrializadas, gracias a la llegada masiva de antiguos campesinos que buscaban oportunidades laborales en las empresas.
Este proletariado fue adquiriendo poco a poco la conciencia de pertenecer a una clase propia, lo que le sirvió para expresar colectivamente su rechazo a las difíciles condiciones de vida que padecía. La ciudad de Barcelona, la más populosa y también la más tradicionalmente contestataria, fue el principal escenario de estas tensiones.
A finales de julio de 1909, Barcelona y otras ciudades de su entorno fueron el escenario de la Semana Trágica, una protesta surgida en las clases trabajadoras ante la masiva movilización forzosa de tropas para la guerra colonial que España mantenía en Marruecos. La protesta adquirió un componente antieclesiástico y desembocó en la quema de numerosas iglesias y conventos en Barcelona.
En 1910 se fundó en Barcelona el sindicato anarquista Confederación Nacional del Trabajo (CNT), que significó un refuerzo del movimiento obrero y el planteamiento habitual de recurrir a la huelga para alcanzar beneficios sociales y laborales. En este sentido, la huelga general de La Canadiense de 1919, reportó la consecución de la reducción de la jornada laboral a ocho horas.
También, transcurrió en el contexto del fenómeno conocido como pistolerismo, práctica habitual entre 1917 y 1923. Se trata del enfrentamiento armado en las calles de Barcelona y de las principales urbes industriales catalanas entre sindicalistas de la CNT y del Sindicato Libre.
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